El trabajo remoto emergió como una medida crucial durante la pandemia de COVID-19. Sin embargo, a pesar de su adopción masiva en aquel entonces, su permanencia a largo plazo no ha sido tan generalizada como se anticipa. Sorprendentemente, sólo alrededor del 11% de la población laboral continúa en un modelo totalmente remoto, una reducción considerable comparada con el 2021, cuando este porcentaje se triplicaba.
Es vital comprender las variables que influyen en las preferencias laborales de las personas, ya que estas determinan su elección entre modalidades. Al considerar la presencialidad, destacamos la comunicación en tiempo real, fundamental para la toma instantánea de decisiones y la mejora de la productividad, aún difícil de replicar completamente en entornos virtuales. El trabajo en equipo, crucial para la colaboración efectiva, también se ve afectado al no ser presencial.
Por otro lado, quienes optan por lo presencial a menudo señalan distracciones en el entorno hogareño que disminuyen su enfoque laboral. Algunos incluso prefieren separar claramente su espacio laboral del personal, encontrando en la oficina una delimitación que no consiguen en casa. Además, el «agotamiento digital» derivado de las reuniones virtuales es un factor que no puede pasarse por alto, y muchos buscan evitarlo.
No obstante, aquellos que abrazan el trabajo remoto destacan la flexibilidad que este proporciona. Desde la promoción de hábitos saludables hasta el ahorro de tiempo y dinero gracias a la eliminación de desplazamientos, encuentran un balance entre la vida laboral y personal que a menudo es difícil de lograr con modalidades más tradicionales.
Dos años después del inicio de la pandemia, la modalidad híbrida se erige como la preferida por la mayoría (58%). Sus defensores resaltan la capacidad de trabajar remotamente con pocas distracciones y colaborar efectivamente en persona, lo que impacta positivamente en la productividad. Además, este modelo permite mantener un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal, un factor no negociable para muchos.
Este cambio en la preferencia laboral tiene implicaciones significativas en la atracción de talento. La modalidad de trabajo es cada vez más relevante para posibles candidatos, a veces incluso superando la importancia de la empresa o del desafío profesional que se les presente.
El paradigma laboral ha evolucionado, y entender las preferencias de las personas es esencial para adaptarse y atraer talento en este nuevo panorama laboral.